miércoles, 31 de octubre de 2012

La amistad fiel


 LA AMISTAD FIEL

Me desperté en  mitad  de  la  noche, fui  a  su  habitación, le toqué la  frente y despertó. Abrió dulcemente los ojos y  me miró  sonriendo; tenía fiebre, hizo un gesto para que me acercase y me habló como si no quisiera que nadie la escuchara, pidiéndome ayuda para incorporarse, puesto que necesitaba  ir  al  escusado.   Le  ayudé  a  ponerse  de  pie, acompañándola hasta el servicio, mientras, le arreglaba la cama y   le  mullía la  almohada. Al acabar fui a por ella y la encontré  con un semblante  angustioso,  parecía que  hubiera llorado. Sabía que si le preguntaba lo negaría, no soportaba que vieran  sus debilidades. Su pelo caía sobre sus hombros, era una mujer  muy coqueta y  tozuda; en su cabeza no existía  la frase “”no puedo””, era  impensable  que  esas  palabras  saliesen  de su boca. Se incorporó despacio manteniéndose de pie durante unos instantes, después se desplomó cayendo  al  suelo  como  un  saco  sin  que  pudiera  sostenerla,  me  aterroricé. Intenté levantarla  pero  me  fue  imposible  puesto  que  era  demasiado  peso  para  mi. LLamé inmediatamente  a  una  ambulancia. No  quise  apartarme  de  su  lado y fui con ella  al hospital. Ahora puedo decir que se está recuperando despacio pero con mucha ilusión. Sabe  que su   tozudez  le podía  haber costado caro, ahora  sabe que el  cuerpo tiene un límite  y  que cuando avisa  hay que hacerle caso. Nuestra amistad  crece  más robusta si cabe,  dándonos cuenta que no podemos estar la una sin la otra y con la mirada puesta en el  viaje  a  nuestro  pequeño reino. Mientras  estos  pensamientos  divagan  por mi cabeza, mi  mano se entrelaza  con  la  suya. Conversamos y  hacemos  planes sobre la vuelta  a casa; plantaremos geranios  para  iluminar  nuestras ventanas, arreglaremos el jardín. Poco después tuve  que  salir  a hacer unas gestiones. Cuando regresé me encontré a mi amiga sentada en el  sofá  con la  bata puesta y  las  zapatillas que le  regalé  en actitud  relajada, mientras  sus  manos  descansaban sobre  su  regazo.  La vi  radiante, expresiva, hacía mucho tiempo que no la veía así, abrí la ventana para que entrara el  aire, y me pregunte a  mi  misma  si  sería porque  ya  es  primavera.             
El pequeño vaporista 

domingo, 28 de octubre de 2012

La vía láctea

         LA VÍA LÁCTEA 


La Vía Láctea mostraba su cola blanquecina y las estrellas brillaban en un negrísimo firmamento sin luna, era una noche esplendida para contemplar el cielo en toda su magnificencia, destacaban todas las constelaciones. Se sentó en las escaleras del porche como antaño hacia con su padre y miró en silencio la majestuosidad que le brindaba la oscuridad esperando escuchar las mil historias que le contaron en su niñez. En su mente se arremolinaban tantos recuerdos vividos, tantas ilusiones puestas en el cielo; cuando comentó a su familia que quería ser astrónomo, cómo lo apoyaron para poder realizar su sueño sin tener medios para poder ir a la universidad. Observaba el mosaico de luces buscando las figuras que tantas veces comentaron: la Osa Mayor, la Menor, Sagitario, Pegaso; de todas ellas tenia pequeñas nociones. Entre todas buscaba la más brillante, la Estrella Polar, la que ayudaba a los marinos en la Mar para situarse y poder navegar, como le comentaba su progenitor… Se quedó extasiado viendo el tapiz de estrellas que tenía delante de sus ojos, pues donde él vivía no podía deleitarse de la magnitud de semejante espectáculo, debido a la contaminación lumínica de las ciudades, a no ser que estuviera trabajando en el Centro Astronómico a través del telescopio. Hacía muchos años tuvo que emigrar en busca de su sueño, ahora volvía a sus raíces, a descansar, y poder disfrutar de los pequeños placeres de su pueblo.
Sin darse cuenta, sus nietos lo rodearon, llamándole abuelo, “abuelo cuéntanos las historias que tu sabes de las estrellas”. Les explicó las mismas historias que a él le contaron, veía en los ojos de los niños la misma inquietud que había visto en sus padres, y que él había vivido antaño con las mismas preguntas. Aquello le hizo darse cuenta de la grandeza del universo, disfrutaba explicándoles sus vivencias. Los niños le hacían toda clase de preguntas y él, sin darse cuenta, les iba regalando todo su saber, quizás con la esperanza que alguno de ellos pudiera seguir el camino que él había empezado con tantos sacrificios y que tantas satisfacciones le había otorgado.

sábado, 20 de octubre de 2012


Soy una vieja conocida o
una joven desconocida según se mire
unos me aman apasionadamente
y otros conviven conmigo
bajo mi manto cobijo a todo el mundo
que cree en el respeto al ser humano
religiones, etnias, razas, culturas etc.
Conmigo caven todos los pensamientos  
todos los diálogos y todas los
razonamientos, mis cualidades son
precisamente  el entendimiento
entre los seres humanos.

Siento vergüenza cuando en mi
nombre y con el canto de sirenas
de  por el bien de la humanidad y
el bienestar social y por mejor calidad
de  vida se masacra sistemáticamente
a los mas vulnerables y se enriquecen
manipulando la verdad vendiendo
armas y matando a inocentes os habéis
parado a pensar cuantos personas se
enriquecen creando discordia entre
nosotros y no respetando nada
salvo sus intereses.

Creo que ha la humanidad le ha llegado
el momento de dejar de mirarse el ombligo
recapacitar y pensar hacia donde quiere
encaminarse y lo justo seria hacia un bienestar
global y solidario.

Mi compromiso es muy sencillo se vasa en
el respeto con todo lo que conlleva esta
 palabra. Si cada ser humano la pusiera en
  practica en los dos sentidos respetar y ser
    respetado en todos los ámbitos de la vida
      y en todas las situaciones darían un paso
                                         tan grande en su evolución que
verían  su  grandeza como personas.

Me gustaría que todo esto cambiara
vivir en un mundo mas humano.
Que el  bienestar del ser humano estuviera
por encima de todos los valores.
Donde el dialogo fuera nuestra arma
y el respeto nuestra bandera


Por un áspero Camino
Un cansado Peregrino
Busca la Felicidad;
Y cuantos al paso halla
Todos le dicen que vaya
Más allá
Y cruza por los estrados
De los palacios dorados
Buscándola con afán;
Y entre el rumor de la orgía
Siempre una voz le decía
Más allá
A gentes de las montañas
Pregunta si en sus cabañas
Con ellos habita en paz;
Y ellos bajan la cabeza
Respondiendo con tristeza
Más allá
Penetra con desaliento
Por los claustros de un convento
Y se postra ante un altar;
Y entre el rumor de las preces
Oye a veces, solo a veces:
Más allá
Al fin, en el campo santo
Con ojos llenos de llanto
Busca la Felicidad;
Y una figura huesosa
Le dice, abriendo una fosa:
Más allá


(Más Allá - Anónimo – Siglo XIX)

viernes, 19 de octubre de 2012

Adiós al vapor


ADIÓS  AL VAPOR

Soy una Mikado  número de serie 141 F relación de ejes 2-3-1. Esta vaporosa  no cree que allá  dado todo el vapor que sus calderas podían fabricar, pero ha llegado el momento de dar paso a nuevas generaciones de máquinas, más modernas y potentes. Siento nostalgia de tiempos pasados cuando el penacho de humo al viento llenaba grandes extensiones del cielo y la  carbonilla saliendo por mi chimenea; se nos miraba como grandes máquinas que movían largos convoyes de vagones, ya fueran mercancías o pasajeros, poco a poco fuimos  llegando a todos los puntos de nuestra geografía, llevando el progreso por doquier.
Se  acostumbraron a nuestro característico sonido, y a los penachos de vapor o de humo, fuimos creciendo al mismo tiempo que la demanda de trenes, se nos veía constantemente por cualquier rincón del país, llevando o trayendo ya fuera mercancías como personas.



Pero los nuevos tiempos exigían más potencias para llevar más mercancías, o simplemente más rapidez; en ese momento se nos empezó a ver en dobles, triples tracciones en según que sitios o bien porque las rampas de los puertos eran muy pronunciadas, o por dar más velocidad  al servicio. Pero los nuevos cambios no fueron suficientes para cumplir la demanda y poco a poco otras máquinas cogieron el protagonismo en las vías, dejándonos en un segundo plano.

Tristemente hemos quedado obsoletas unas en algún museo al aire libre sufriendo las inclemencias del tiempo; otras han pasado por el soplete y se han convertido en chatarra  y un mínimo número hemos tenido la suerte de ser reparadas y restauradas. De tal forma que hemos teniendo el privilegio de poder lucirnos en algún tren especial o bien expuestas en algún museo.
Siento en mis viejos mecanismos la tristeza de aquellos felices tiempos, no tan lejanos cuando éramos importantes y todo el mundo nos esperaba en las estaciones, los niños abrían sus ojos mitad asombrados mitad asustados y se arremolinaban en torno a nuestros vagones porque les traíamos a sus seres queridos o se iban de vacaciones, cuantos resoplidos hemos dado a lo largo de nuestra dilatada vida, cuantos recuerdos, cuantos kilómetros recorridos, cuantos sufrimientos,  cuantas inclemencias, etc.

Hoy me van a apagar definitivamente, me siento orgullosa de mi trayectoria, de haber dado a este país un futuro, solo pido quedar como historia para que las generaciones futuras sepan que la máquina de vapor fue la primera revolución industrial que marco las pautas del mundo actual.
Mis fuerzas me abandonan, mi vapor se acaba, la historia me juzgará.
                                                                                              Un nostálgico del vapor.

Mi flor Mágica


Mi Flor Mágica


Hoy siento angustia por no poder cuidar de mi flor más querida. Me siento débil, las fuerzas no me acompañan, mi corazón llora viéndola sufrir, mientras me mira desde su altar particular con ojos  húmedos. Sus lagrimas las oculta confundiéndolas con las gotas de el roció de la mañana, su semblante es  triste.
Daría mi vida por verla sonreír, no quiero mostrar mi debilidad, resistiré  como su tallo que aguanta los envites del temporal.
Quiero verla siempre ensimismada en su esplendida bondad, con su perfume embriagador mientras me envuelve, como siempre, en sus fragancias de jazmín y azahar. Sumiéndome en ese sopor de anhelo y felicidad que solo a su lado consigo encontrar; como el refugio del niño que busca consuelo, del que vive entre tinieblas buscando la luz, el  refugio del marino cuando vuelve al hogar, o simplemente compartir  juntos nuestra efímera vida llenándonos de amor…

                                                              

  Pequeño vaporista.